Hace unas semanas la Fundación de Cajas de Ahorro presentó en Madrid el estudio Educación y Familia: los padres ante la educación general de sus hijos en España, realizado por los profesores de la Universidad Complutense Víctor Pérez-Díaz y Juan Carlos Rodríguez. El estudio recoge la opinión de padres y madres a partir de 820 encuestas, y aunque se trata de una investigación modesta, ofrece algunos resultados interesantes. Por ejemplo, según este estudio, los padres que se implican más en la educación tienen hijos que obtienen mejores calificaciones. Bien, ya sé que no es ninguna novedad, pero está bien disponer de más datos que destaquen el importante papel que desempeñan los padres.
Otro resultado de esta investigación puede parecer algo más sorprendente: contrariamente a lo que algunos piensan, cada vez son más los padres y madres que se implican de forma activa en la educación de sus hijos. Así, cuando se comparan los datos de este estudio con los de otro realizado en el año 2000, se observa un significativo aumento de la participación parental en tareas como apoyar en las tareas escolares o acudir a reuniones con los profesores. Por lo tanto, volvemos a encontrar alguna evidencia que contraría las ideas de que los mundos de la escuela y la familia se están resquebrajando y de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”.
Desde este blog me gustaría ofrecer algunas sugerencias que pueden ser de interés para padres y madres que quieran ofrecer ese apoyo a sus hijos, pero que no tengan claro cómo hacerlo, especialmente para quienes tienen hijos que se encuentran al comienzo de la educación secundaria, ya que a medida que niños y niñas van cumpliendo años sus madres y padres pueden tener más dudas sobre cómo ayudarles.
Algunas cosas que podéis hacer:
Mantened contactos con el centro escolar. Existen diferentes formas de hacerlo, desde hablar con el tutor/a, colaborar con el centro, o participar en los órganos de gestión como el Consejo Escolar o las AMPAS.
Hablad con vuestro hijo o hija de las cosas relacionadas con el colegio. De las asignaturas y actividades, de sus compañeras y compañeros, del profesorado... Es importante que sienta que os interesáis por lo que vive en el instituto.
Ayudadle a organizar su tiempo. Muchas veces no obtienen el máximo rendimiento de sus horas de estudio porque no saben cómo hacerlo. Madres y padres nos interesamos, pero a veces no vamos más allá del “trabaja duro”, y no les explicamos cómo hacerlo. Ayudadle a organizar su tiempo libre y supervisad su trabajo.
Prestad atención durante todo el curso a su trabajo y su rendimiento escolar, y no sólo cuando llegan las notas al final de cada trimestre.Mostraros atentos ante una disminución en su rendimiento. Las malas notas pueden significar muchas cosas: poco esfuerzo, desinterés, problemas personales –peleas con los compañeros o un desengaño amoroso- o dificultades de carácter más cognitivo, como problemas de comprensión lectora o con las matemáticas. Escuchad sus razones del suspenso, hablad con su tutor o tutora, no dramaticéis y animadle a seguir trabajando.
Apoyadle en las tareas escolares. Podéis hacerlo de distintas formas: ayudándole en tareas concretas cuando no entiende algún problema, cuando necesita ayuda para estudiar algún contenido, sugiriéndole dónde puede encontrar información... Preguntadle por lo que está estudiando, revisad sus esquemas y resúmenes..., pero ¡ojo!, no hagáis sus tareas. Es él o ella quien tiene que trabajar. Podéis darle vuestro apoyo y consejo, pero sin duda, el principal esfuerzo es suyo.
Motivadle y fomentad su interés. Hacedle ver lo importante que es lo que aprende en la escuela, y no sólo porque le va a servir en el futuro, sino que los contenidos escolares tienen un sentido y una utilidad aquí y ahora. Por ejemplo, la importancia que tienen los idiomas para navegar por internet, o la historia para entender los problemas sociales actuales.
Aportadle material y situaciones que favorezcan su aprendizaje. Es importante pueda disponer de recursos educativos como libros u ordenador. Igualmente, es fundamental hablar con vuestro hijo o hija sobre temas sociales, culturales e interpersonales y planificar algunas salidas o visitas de carácter cultural a museos, cines o conciertos.
Facilitad un ambiente de apoyo y confianza. Un contexto familiar positivo, en el que se combinen las exigencias con el apoyo, es fundamental para el buen ajuste escolar.