DESARROLLO FÍSICO INFANTIL
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DESARROLLO FÍSICO INFANTIL


DIMENSIONES DEL DESARROLLO HUMANO
Desarrollo es el estudio de los cambios y la evolución que se da en el ser humano a lo largo del tiempo en el curso vital del individuo y que incluye principalmente las siguientes dimensiones o aspectos:
Físico o Biológico, examina los cambios cuantitativos en el tamaño y masa corporal.
Psicológico,  trata los múltiples cambios cognitivos, afectivos y de aprendizaje.
Social, enfoca el estudio del proceso de socialización, mediante el cual se aceptan las normas y reglas.
DESARROLLO FISICO INFANTIL








 
Desarrollo Físico o Biológico.
El crecimiento del cuerpo es más rápido durante el primer año. Luego se hace más lento hasta el inicio de la adolescencia. Durante el periodo prenatal y los primeros dos años de vida, la cabeza crece con rapidez. A partir de ese momento el cuerpo es lo que más crece.
El crecimiento tanto físico como psíquico sigue unas secuencias generales denominadas por Arnold Gesell “gradientes del crecimiento” que explican la dirección del desarrollo. Estos son:
Céfalo-Caudal.
Próximo-Distal.
General- Específico.
Céfalo-Caudal: el crecimiento progresa a partir de la cabeza: primero el niño adquirirá el control de su cabeza, después del tronco (consiguiendo la posición sentada) y por último, de sus piernas y pies, llegando al final de este tiempo a conseguir la marcha autónoma, uno de los grandes logros del ser humano.
Próximo-Distal: El desarrollo procede de dentro a fuera a partir del eje central del cuerpo, iniciándose el movimiento desde las zonas más cercanas hasta las más lejanas: el hombro, codo, muñeca y dedos para acabar haciendo la pinza, máximo logro para adquirir la independencia manual.
General- Específico: los movimientos generales son anteriores a los precisos y coordinados. Cuando un niño pequeño intenta alcanzar un juguete, ejecuta movimientos amplios como tensar el cuerpo, patalear, manotear… Realiza pocos movimientos precisos para agarrar el objeto y sólo cuando alcanza la madurez de los movimientos de muñeca, manos y dedos podrá sujetar el juguete. El desarrollo de estas habilidades motoras depende directamente del desarrollo cerebral. Durante los años de desarrollo, el sistema nervioso central (SNC), que abarca cerebro y médula espinal, cambia en mayor medida que cualquier otro órgano del cuerpo. Los cambios que afectan a la conducta motora se realizan fundamentalmente durante los seis primeros años de vida.
Medidas Antropométricas:
ü      Peso.
ü      Talla.
ü      Circunferencia Craneana o Perímetro Cefálico.
Peso
Nacimiento: 3000-3500 gramos.
1° Trimestre: 25-30 gramos/día
2° Trimestre: 20 gramos/día
3° Trimestre: 10-15 gramos/día
4° Trimestre: 10 gramos/día
1° Año: 9500-10250 gramos.
1° Trimestre: 800 gramos/mes
2° Trimestre: 600 gramos/mes
3° Trimestre: 500 gramos/mes
4° Trimestre: 300 gramos/mes
1° al 2° año:2500-3500 gr./año
Del 2° al 5° año: 2 Kg. Por año
Talla
Nacimiento: 50 cm.
1° Mes: 4 cm. en el mes
2° Mes: 3 cm. en el mes
3° al 7° Mes: 2 cm. por mes
8° al 12° Mes: 1 cm. por mes
1° Año: 72 cm.
2° Año: 82 cm.
Del 2° al 5° Año: 10 cm. por mes
Perímetro Cefálico
Nacimiento: 33 cm.
1° Trimestre: 2 cm. por mes= 39 cm.
2° Trimestre: 1 cm. por mes= 42 cm.
7° al 12° mes: ½ cm. por mes= 45 cm
Del 1° al 2° año: 3 cm.= 48 cm
Del 2° al 5° año: 2 cm.= 50 cm
Es importante conocer las adquisiciones motoras mas significativas en los primeros años, las distintas etapas que se van sucediendo una tras otra, lo cual facilita el acceso a otras más evolucionadas, hasta conseguir un rico repertorio de conductas motoras que convertirán al niño en un ser autosuficiente con posibilidades de relacionarse activamente en su medio ambiente.
La meta del desarrollo psicomotor es controlar los movimientos del cuerpo, tales como caminar o sujetar objetos, para que el individuo logre todas las posibilidades de acción y de expresión, que le permitirá su autonomía.
Veamos cómo partiendo de la actividad motriz, el niño va elaborando progresivamente el conocimiento de sí mismo (esquema corporal), su acceso al mundo de los objetos y al de las relaciones con los demás.
El esquema corporal y la coordinación motriz están íntimamente ligados. El niño necesita ser consciente de los elementos que forman su cuerpo, pues con ellos va a ejecutar y controlar los diferentes movimientos y, por otro lado, la propia ejecución de los movimientos le hace vivenciar y tomar conciencia del cuerpo.
El niño va tomando conciencia y adquiriendo conocimiento de los elementos que constituyen el mundo de los objetos gracias a sus desplazamientos y a la coordinación de sus movimientos, partiendo de un uso cada vez más diferenciado y preciso de su esquema corporal.
El  ponerse de pie y andar le va a proporcionar al niño una autonomía progresiva, un mayor conocimiento de las personas que conforman su medio ambiente, con la consiguiente ampliación de su campo afectivo, que le provocará, tanto simpatía e interés, como sentimientos opuestos. Esto lo llevará a aceptar las nociones de los límites, la prohibición, el permiso, las reglas, las leyes, entre otras, que forman las normas de la vida social.
El Desarrollo Psicomotor incluye:
-Área Motriz Gruesa.
-Área Motriz Fina.
-Área Personal-Social.
 Área Motriz Gruesa
Motricidad Gruesa: Se refiere al desarrollo de habilidades que implican todo el cuerpo, movimientos más próximos al tronco durante el primer año, y, posteriormente, la marcha, actividades que implican el equilibrio, la carrera, trepar, saltar, dar patadas, lanzar, recibir, nadar, entre otras acciones.
Algunas conductas de motricidad gruesa observables en los infantes de acuerdo a su rango de
edad son las siguientes:
 Sostén cefálico (2 meses)
Pasa posición dorsal a lateral (6 meses)
Sentado sin sostén (7 meses)
Gateo (8 meses)
Parado con ayuda (10 meses)
Camina con ayuda (11 meses)
Camina solo (12 meses)
Sube escaleras reptando (15 meses)
Se agacha y levanta sin sostén (16m)
Sube a sillas sin ayuda (16 meses)
Sube escaleras de la mano (18m)
Abre puertas o cajones (18 meses)
Corre con rigidez (18 meses)
Patea pelota (24 meses)
Sube escaleras alternando pies (2 años y medio)
Corre bien (3 años)
Monta triciclo (3 años)
Trepa (4 años)
Evade/esquiva (5 años)
Área Motriz Fina
Motricidad Fina: Se empieza a desarrollar desde temprana edad, pero se comienza a dominar con mayor precisión a partir de la edad preescolar. Estas habilidades implican mayor precisión de movimientos, una maduración de las partes distales del tronco, una coordinación óculo-manual o bimanual precisa y la capacidad para segmentar movimientos, por ejemplo, hombro-tronco, codo-antebrazo, muñeca-mano, mano-dedos y dedos entre sí para la escritura.
Algunas conductas de motricidad fina observables en los infantes de acuerdo a su rango de
edad son las siguientes:
Seguimiento visual línea media (1mes).
Manos semiabiertas (2 meses).
Mira su mano (2 meses y medio).
Junta las manos (3 meses).
Prensión cúbito palmar (4 meses) (extiende el brazo, sin flexión del codo, para agarrar un objeto y generalmente se lo lleva a la boca).
Pinza dígito-palmar (6 meses) (agarra objetos pequeños con intervención progresiva del  pulgar).
Pasa objeto de una mano a otra mirándolo (6 meses).
Prensión pinza-radial (9 a12 meses) (en el agarre de los objetos intervienen los dedos índice y pulgar).
Aproximación con el brazo hacia el objeto: 4 a 6 meses: Lateral, se mueve sólo el hombro. 7 a 8 meses: Intermedia o Parabólica, movimiento del codo, aunque sigue dominando el movimiento del hombro. 9 a 10 meses: Directa, intervienen hombro, codo y muñeca.
Garabatos intencionales (18 meses)
Torre de 4 cubos (18 meses)
Trazos horizontales y verticales (20 meses)
Torre de 8 cubos (24 meses)
Trazos circulares (2 años)
Dibuja persona de 3 partes (2 años y medio)
Dibuja persona de 6 partes (3 años)
Recorta imagen con tijera (4 años)
Área Personal-Social
Al establecer los primeros vínculos afectivos, basados al principio en la satisfacción de necesidades primarias, el niño irá estableciendo una serie de rutinas comunicativas, que irán tomando significado en función del contexto y de las personas que le rodean. Ello propicia una comunicación no verbal basada en gestos, articulaciones, movimientos generalizados con los que el niño reacciona a ciertos estímulos visuales, táctiles o auditivos.
Algunas conductas en el área personal-social observables en los infantes de acuerdo a su rango de edad son las siguientes:
Comunicación con el observador (1 mes)
Sonrisa social (2 meses)
Busca objetos (4 meses)
Encuentra objeto (6 meses)
Juega a escondidas (8 meses)
Suelta objeto (10 meses)
Entrega objeto/orden (12 meses)
Imita tareas (12 meses)
Ayuda tareas (14 meses)
Juego simbólico (18 meses)
Prefiere comer solo (18 meses)
Maneja bien la cuchara (24 meses)
Se quita ropa o zapatos (2 años)
Control de esfínteres diurno (2 años y medio)
Se lava las manos (3 años)
Arma rompecabezas simple (3 años)
Juego paralelo con otros niños (3 años)
Aparea colores (3 años y medio)
Aparea figuras (4 años)
Va solo al baño (4 años)
Pregunta significado de palabras (4 años)
Veamos a continuación, de forma esquemática, los indicadores de lo normal y lo patológico en los primeros 18 meses de vida.
0-3 meses:
LO NORMAL
Buen control cefálico.
Simetría.
Desaparición progresiva de los reflejos primarios.
Motilidad espontánea, rica, global, amplia.
Manos abiertas. Prensión al contacto.
Brazos en la línea media, se agarra las manos.
LO PATOLOGICO
Insuficiente control de la cabeza.
 Asimetría.
 Reflejos pronunciados.
 Hipertonía-hipotonía excesiva.
 Manos cerradas.
 Brazos no en línea media.
 Hipertonía- hipotonía de brazos.
3-6 meses:
 LO NORMAL
 Perfeccionamiento del control cefálico y del tronco.
 Juego con su propio cuerpo.
 Inicio de la estructuración de su esquema corporal.
 Prensión palmar voluntaria.
 Brazos en extensión.
 Coordinación ojo-mano.
 LO PATOLOGICO
 Hipotonía de cuello y tronco.
 No inicia sedestación (sentarse).
 Indiferencia, atención intermitente.
 No sujeta, ausencia de prensión manual.
 Falta de extensión, persistencia de flexión en brazos.
 Falta de coordinación óculo-manual.
   6-9 meses:
   LO NORMAL
  Sedestación sólida (se sienta).
  Reptación y gateo como modo de desplazamiento.
  Posición de pie, soportando su propio peso.
  Apoyos laterales, cambios posturales y reflejo de Paracaídas (con el bebé sujeto por los costados boca abajo, si se lo inclina bruscamente hacia adelante reacciona extendiendo los brazos y abriendo las manos).
  Inicio de la relación lúdica con objeto-juguetes. Gran capacidad exploratoria.
  Inicio de pinzas digitales.
  Movimiento parabólico del brazo (circulares, elípticos) para sujetar objetos.
  LO PATOLOGICO
  Hipertonía o hipotonía de tronco.
  No inicia desplazamientos.
  No inicia posición de pie.
  Ausencia de apoyos y reacciones paracaidistas.
  No muestra interés por los objetos.
  No inicia la pinza digital.
  Movimiento de barrido (desliza el brazo hacia el objeto).
  Incoordinación óculo-motora.
  9-12 meses:
  LO NORMAL
  Autonomía motora: bipodal, marcha.
  Buenos cambios posturales, coordinación ojo-pie.
  Buena manipulación, independencia manual, pinza digital superior.
  Juego con carácter investigador. Exploración del espacio.
  Señalización de lo que quiere con el dedo. Imitaciones simples: adiós, palmaditas.
  LO PATOLOGICO
  No inicia la marcha autónoma.
  Mala coordinación.
  Problemas en la prensión de objetos. Manipulación torpe.
  Dificultad con la pinza digital.
  Indiferencia con el entorno.
  12-18 meses:
  LO NORMAL
  Afianzamiento de la marcha autónoma: mejora la utilización de sus posibilidades motrices.
  Uso funcional de la flexión-extensión: se agacha, se mantiene en cuclillas.
  Equilibrio algo deficitario: caídas frecuentes.
  Abre y cierra recipientes, apila objetos y hace garabatos.
  Mete y saca piezas en tableros de encajes.
  Comienza a jugar solo, se entretiene más.
  LO PATOLOGICO
  Todavía no aparece la marcha o ésta es muy inestable. Piernas con excesiva rigidez, incapacidad para agacharse flexionado.
   Poco equilibrio.
   Mala manipulación de objetos.
   No logra colocar piezas en tableros de encajes.
   No juega. Pasivo.
   18-24 meses:
    El niño consigue el control del propio cuerpo hasta ser capaz de obtener de él las máximas posibilidades de acción. Por un lado, aparece un claro dominio de la marcha autónoma, con lo que consigue un mayor control del espacio y de la posición del cuerpo y un mejor equilibrio y precisión. Por otro lado, la coordinación visomotora que ha desarrollado le conduce al dominio de nuevas destrezas manuales, tiene más flexibilidad de muñeca y rotación del antebrazo.
   2-3 años:
   Se produce un dominio absoluto del equilibrio y la coordinación. Hay una preferencia clara por los juegos motores bruscos, correr, ir y venir sin parar.
   Disfruta con el movimiento en sí, poniendo en práctica todos sus progresos.
   La manipulación fina es buena, puede vestirse solo, comer con limpieza, ayudar en las tareas domésticas sencillas.
   Le gustan los juegos de construcción.
   3-6 años:
   Se expresa y comunica con los otros a través del movimiento.
   Mediante la acción, el niño pasa a la representación mental, al simbolismo. La actividad corporal (motriz) y las actividades sensoriales contribuyen al desarrollo temprano de su inteligencia.
   Como pautas básicas hay que fomentar las vivencias corporales, el descubrimiento del mundo con el propio cuerpo, el desarrollo de la motricidad, a base de estimular con el movimiento la capacidad de expresión gráfica y simbólica.
   A través del desarrollo de la psicomotricidad se favorece la asimilación del mundo exterior, la relación con los demás y la evolución y desarrollo personal.
  A partir de los tres años y hasta los seis, en el desarrollo psicomotor se producen:
 Mejoras en el control motor.
 Mayor eficacia del funcionamiento cognitivo.
 Esto va provocar cambios y avances en:
 Independencia.
 Coordinación motriz estática, dinámica y óculo -manual.
 Atención.
 Control de la actividad corporal.
Tono muscular.
Equilibrio.
Control respiratorio.
Estructuración del espacio (se refiere a las nociones arriba-abajo, delante-detrás, derecha-izquierda).
Estructuración del tiempo (incluye las nociones antes-después, mañana-tarde-noche, ayer-hoy-mañana).
Ciclo Vigilia-Sueño
Los recién nacidos duermen de 16 a 17 horas al día, aunque algunos bebés duermen más que otros. El promedio va desde un mínimo de 10 horas a un máximo de 21 horas. Un bebé puede pasar de dormir varios períodos largos de 7 a 8 horas, a tres o cuatro sesiones de sólo unas cuantas horas de duración.
A la edad aproximada de 1 mes, la mayoría de los bebés han comenzado a dormir más tiempo por la noche, y a los 4 meses más o menos, normalmente han adoptado patrones de sueño más parecidos a los adultos, pasando su período más largo de sueño durante la noche y estando despiertos más tiempo durante el día.
Alrededor de la mitad del sueño infantil es REM (movimiento rápido de los ojos) y los bebés a menudo comienzan su ciclo con el sueño REM, en lugar de con el sueño no-REM. Cuando los bebés alcanzan los tres meses de edad, el porcentaje de sueño REM disminuye en un 40 por 100 y ya no es el sueño REM el que comienza su ciclo de sueño.
Investigaciones científicas  indican que la gran cantidad de sueño REM puede proporcionar a los bebés autoestimulación añadida, aunque ellos pasan menos tiempo despiertos que los bebés mayores. El sueño REM también promueve el desarrollo cerebral en la infancia.
Necesidades Nutricionales
Desde el nacimiento hasta el año de edad, los bebés triplican su peso y aumentan su estatura en un 50 por 100. Las diferencias individuales entre los bebés en términos de sus reservas nutricionales, composición corporal, índice de crecimiento y patrones de actividad hacen difícil definir las necesidades nutricionales. Sin embargo, los expertos en nutrición recomiendan que los bebés consuman aproximadamente 50 calorías al día por cada ½ kilo de peso, más del doble de las necesidades adultas.
La leche humana o la leche preparada, es la fuente de nutrientes y energía para los bebés durante los primeros cuatro a seis meses. Durante años, el debate se ha centrado en si la leche materna es mejor para el bebé que el biberón. El mayor consenso es que la leche materna es mejor para la salud del bebé, e incluye beneficios durante los primeros dos años de vida, e incluso después. A continuación de mencionan algunos beneficios de la leche materna:
Aumento de peso apropiado.
Menos alergias.
Prevención o reducción de diarreas, infecciones respiratorias (como la neumonía y la bronquitis), infecciones bacterianas y en el tracto urinario; reducción de la otitis media (infección del oído medio).
Densidad de los huesos en la infancia y la edad adulta.
Estimula el desarrollo neurológico y cognitivo,  así como la agudeza visual.
Bibliografía
www.medicinapsicologica.blogspot.com
Berk, Laura (2009). Desarrollo Infantil. Nueva York: Editorial Pearson.
Craig, Grace (2009). Desarrollo Psicológico. Nueva York: Editorial Prentice-Hall.
Morris; Charles (2009). Psicología. Nueva York: Editorial Pearson.
Pinel, John (2007). Biopsicología.Madrid: Editorial Pearson.
Santrock, John (2007). Psicología del Desarrollo. Nueva York: Editorial McGrawHill.






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