Soy neurocientífico y profesor de la Universidad de California. Durante 35 años he estudiado el comportamiento sobre la base de todo, desde los genes, pasando por los neurotransmisores, dopamina... esas cosas, hasta el análisis del circuito. Eso es lo que hago normalmente. Pero luego, por alguna razón, empecé con otra cosa, hace poco. Y todo vino cuando uno de mis colegas me pidió que analizara un puñado de cerebros de asesinos psicópatas.
Así que esta sería la típica presentación que daría. La cuestión es: ¿cómo acaba uno con un asesino psicópata? Con asesino psicópata me refiero a todos esos tipos de gente. Algunos de los cerebros que he estudiado son de gente que conocen. Cuando recibo los cerebros no sé qué estoy mirando. Eran experimentos ciegos. También me dieron gente normal y todo.
He observado unos 70 de estos. Lo que surgió fueron unos cuantos datos. Miramos este tipo de cosas teóricamente, sobre la base de la genética y el daño cerebral, la interacción con el entorno, y cómo funciona esa máquina exactamente. Estamos interesados en el lugar exacto del cerebro y en cuál es su parte más importante. Hemos estado observando esto. La interacción de genes, que se conoce como Efectos Epigenéticos, el daño cerebral, el ambiente y cómo se unen. Cómo se acaba siendo un psicópata, un asesino, depende de dónde ocurre el daño exactamente. Es algo cronometrado de manera muy precisa. Hay diferentes tipos de psicópatas.
Vamos con esto. Aquí esta, el patrón. El patrón es que toda esa gente, cada una a la que he observado, que eran asesinos, asesinos en serie, tenían daño en su córtex orbital, que está justo encima de los ojos, las órbitas, y también en la parte interior del lóbulo temporal. Así que hay un patrón que compartían todos, pero también eran un poco diferentes entre ellos. Tenían otras clases de daños cerebrales. Un factor clave es el efecto de genes violentos importantes, como el gen MAO-A.
Y hay una variante de este gen en la población normal. Algunos de ustedes lo tienen. Está relacionado con el sexo. Está en el cromosoma X, así que sólo pueden recibirlo de sus madres. Quizá por este hecho la mayoría de los hombres son asesinos psicópatas, o personas muy agresivas. Porque una hija puede recibir un cromosoma X del padre, otro X de la madre... Está como diluido. Pero un hijo sólo puede recibir el cromosoma X de su madre.
Así es como se transmite de madre a hijo. Y tiene mucho que ver con la serotonina cerebral durante el desarrollo, algo interesante, pues la serotonina se supone que calma y relaja. Pero si se tiene este gen, el cerebro se baña en él en el útero, así que el cerebro se vuelve insensible a la serotonina, por lo que ésta no funciona más adelante.
Di esta misma charla en Israel el año pasado. Tiene algunas consecuencias. Teóricamente, lo que significa es que para que el gen se exprese de una manera violenta, muy pronto, antes de la pubertad, se ha de haber pasado por algo realmente traumático, no un poco de estrés, nada de que les peguen o algo así. Sino ver violencia de verdad, o estar envuelto en ella, en 3D. ¿Vale? Así es como funciona el sistema neuronal de reflejos.
Así que, si se tiene ese gen y se ve mucha violencia en una determinada situación, es la receta para el desastre, el desastre absoluto. Y lo que creo que podría pasar en esas zonas del mundo donde existe violencia constante, es que se acabe teniendo generaciones de niños que están viendo toda esa violencia. Si yo fuera una chica joven de alguna zona violenta, ya saben, 14 años, y quisiera encontrar una pareja, buscaría a algún tipo duro, para protegerme. El problema es que que esto tiende a concentrar esos genes, y ahora lo tienen los niños y las niñas. Creo que, tras varias generaciones, y aquí está el concepto, tenemos un barril de pólvora.
Así que de eso se trata. Pero luego, mi madre me dijo: "He oído que has ido por ahí hablando de asesinos psicópatas. Y hablas como si tú vinieras de una familia normal". Yo dije: "¿De qué narices estás hablando?". Así que me contó cosas sobre su familia. Ahora le echa la culpa a la parte de mi padre, claro. Este era uno de esos casos, porque no había violencia en sus antepasados. Pero en los de mi padre sí.
Así que dijo: "Tengo buenas y malas noticias. Uno de tus primos es Ezra Cornell, fundador de la Universidad de Cornell. Pero la mala noticia es que tu prima también es Lizzi Borden".
Y yo dije: "Vale, ¿y qué? Tenemos a Lizzi".
Y ella: "Es peor, lee este libro".
Y aquí está, "Asesinada de manera extraña", su libro histórico. El primer asesinato de una madre por un hijo fue el de mi tatara-tatara-tatara-tatara-tatara-tatarabuelo. Fue el primer caso de matricidio. Este libro es muy interesante, porque trata sobre juicios de brujas y sobre cómo pensaba la gente de entonces.
Pero no acaba aquí. Había siete hombres más por parte de mi padre, los Cornell, que empezaron entonces, que eran asesinos. Mejor paramos un momentito. (Risas) Porque mi propio padre y mis tres tíos, en la II Guerra Mundial, eran objetores de conciencia, unos gatitos. Pero de vez en cuando, como Lizzie Borden, unas tres veces cada siglo, y ya estaría siendo nuestro turno. (Risas)