Todo lo que contribuya a intimidar o a crear sentimientos de inadecuación en los miembros del grupo reducirá la productividad y el placer del mismo. Por ejemplo, si todos están sentados en sillas dispuestas en filas delante de una plataforma o de los líderes, la situación puede recordar a los participantes otras situaciones en las que se sentían en condición de inferioridad. En este caso, la misma estructura física del lugar contribuye a establecer diferencias entre los miembros.
Una de las formas más rápidas como una persona ajena puede observar un grupo nuevo consiste en no perder de vista dónde está ubicado el líder. Por ejemplo, es muy difícil que una persona que esté sentada en la cabeza de la mesa, arriba de una plataforma o detrás de un imponente escritorio pueda trabajar de igual a igual con los otros miembros del grupo.
Las diferencias entre los miembros de un grupo contribuyen a la intimidación. En estos casos por ejemplo se podrían poner las sillas de manera tal que den a los miembros la sensación de igualdad. Esto se podría lograr colocándolas a un mismo nivel y colocando al líder entre los miembros del grupo en una silla que no se diferencia de las demás.
En cuanto a la disposición de los asientos, los miembros del grupo deben estar sentados de tal manera que todos puedan ver sin esfuerzo los rostros de los demás. Muchas veces conviene usar disposiciones circulares. Un contacto visual máximo hará la discusión más personal, cordial y amistosa.
Otras formas de contribuir con a sensación de igualdad es emplear los nombres de pila en lugar de los apellidos, títulos o jerarquías; esto ayudará a que la gente olvide sus diferencias jerárquicas. Las personas que son conscientes de las diferencias jerárquicas no pueden resolver problemas eficientemente trabajando en conjunto. También hay personas rebeldes que no trabajan bien cuando la posición de subordinación es evidente.
Bibliografía: