Psicología ES
Somos lo que pensamos y sentimos
Frecuentemente escuchamos información, por diferentes medios, sobre la relación existente entre nuestra salud y la manera en que vivimos, no solo desde lo que hacemos propiamente, sino también respecto a los pensamientos que tenemos y los sentimientos que nos habitan.
Es mucho mas conocida la primera, esa estrecha relación entre calidad de vida y salud física; ¿quien ignora los efectos del stress? Presión arterial alta, disminución del sistema inmunológico (mayor propensión a un resfrío, por ejemplo), insomnio, etc.
Ahora bien, la segunda que hace referencia a cómo incide lo que pensamos y sentimos en nuestra salud física, es menos conocida o quizás le prestamos menos atención. El recordar que poseemos un bellísimo laboratorio químico en nuestro cuerpo y cuánto podemos hacer para que funcione a favor de nuestra salud a través de los contenidos de nuestros pensamientos, recuerdos y sentimientos, ¡no es poca cosa!
Por ejemplo, un recuerdo negativo o triste libera las mismas hormonas que una situación de stress; si reiteradamente nuestro pensamiento evoca este tipo de recuerdos, inundamos nuestro organismo con estos químicos que nos conducen a una disminución del sistema inmunológico. Interpretar la experiencia de vida de forma negativa (las relaciones, el trabajo,…) logra que nuestro cerebro genere sus neurotransmisores acordes a tales pensamientos, influye en nuestro ciclo del sueño y hasta “se note” en las células de nuestra piel.
Tenemos frases en nuestro lenguaje cotidiano que hacen alusión a un aspecto de lo que hablamos: “Me broté”, “Me cayó como una patada al hígado”, “… como una piedra en el estómago”, y cada órgano se ve comprometido bioquímicamente mas allá de las palabras.Las investigaciones de House et al. han demostrado que el aislamiento afectivo es un factor de riesgo metabólico tanto o más importante que el tabaquismo, la hipertensión arterial o la obesidad.
De igual manera incidimos en nuestra biología, con sus químicos pertinentes, con la serenidad y la actividad armoniosa. Un recuerdo o pensamiento alegre nos fortalece el sistema inmunológico, de igual manera que ingerir un trozo de tarta con placer en lugar de culpa (¡mejor no comerlo!). Una visión y experiencia vital en lo cotidiano poniendo acento más en” lo que hay y no en lo que falta”, transforma nuestro perfil bioquímico, con las hormonas que segregamos, los neurotransmisores de nuestro cerebro, alimentando nuestra salud física.La psiconeuroinmunoendocrinologia (PNIE) se ha encargado con sus amplias investigaciones y resultados de darnos a conocer cuán protagonistas somos de nuestra biología, y de cómo nuestros pensamientos y sentimientos son metabolizados por nuestro cuerpo.
“Si quieres saber cómo estará tu cuerpo mañana, observa tus pensamientos y sentimientos de hoy”
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