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En una entrada anterior hice una valoración global del más que polémico libro de Carlos Elías “La razón estrangulada” en la que expresaba, a pesar del interés que me había suscitado el texto, mi desacuerdo con algunas de las ideas del autor. Aquí me voy a referir a mis discrepancias con una de las afirmaciones más reiteradas a lo largo del libro, la de que quienes trabajan en “ciencias duras”, como física o química, tienen una mayor capacidad intelectual y un razonamiento más lógico que quienes trabajan en Humanidades o en ciencias menos duras. Evidentemente la afirmación de Elías es un mero juicio de valor, ya que no aporta datos objetivos que sustenten dicha afirmación, o incluso un prejuicio, y bastante generalizado si tenemos en cuenta las opiniones expresadas en muchos blogs que comentan el libro. Nada tendríamos que objetar a una opinión expresada en un ensayo si no fuese por el desprecio con el que Elías se refiere a algunas ciencias sociales, como es el caso de la sociología, la antropología o, sobre todo, la pedagogía.
Pero, ¿es real esa superioridad intelectual de esos científicos puros, o es más bien un prejuicio infundado? Hay algunos estudios al respecto que pueden ayudarnos a responder a esa difícil pregunta, y el trabajo pionero de DeLisi y Staudt (1980) puede ser un buen botón de muestra. Estos investigadores “blandos” seleccionaron tres grupos de estudiantes universitarios de tres especialidades bien diferenciadas (física, ciencias sociales y políticas y filología inglesa) y les administraron tres tipos de tareas de razonamiento formal –que según la propuesta piagetiana representa la fase más avanzada de pensamiento- con contenidos propios de cada especialidad pero con la misma estructura y el mismo nivel de dificultad. Los resultados encontraron diferencias importantes en la interacción entre la especialidad de los alumnos y el tipo de tarea, de forma que cada grupo resolvió mejor la tarea de su especialidad. Con posterioridad se han llevado a cabo numerosos estudios con adultos que encuentran que los contenidos de las tareas influyen claramente en la calidad de la resolución.
Los datos anteriores cuestionan claramente la pretendida superioridad del razonamiento de algunos especialistas en ciencias, y nos recuerdan algunos casos de sujetos que, a pesar de haber alcanzado un alto nivel de desempeño como científicos, muestran una cierta inmadurez en sus razonamientos sobre temas ajenos a su especialidad. Creo que con más frecuencia de la deseada se ha asociado a la inteligencia con el desempeño en algunas ramas del saber científico-tecnológico, lo que ha sesgado claramente el desarrollo de las pruebas que los psicólogos hemos diseñado para evaluar la inteligencia.
Por otra parte, aunque en el modelo piagetiano el pensamiento formal, de corte hipotético-deductivo, representaba la última etapa del desarrollo intelectual, en los últimos años algunos investigadores han propuesto la existencia de una nueva etapa “la del pensamiento postformal”, que integra de alguna manera las cualidades del formal y del intuitivo, y que surge tras años de actividad profesional intensa sólo en algunos sujetos. Aunque no hay una propuesta unitaria y definitiva al respecto, este tipo de razonamiento se asemeja más al propio de las humanidades, de las artes o de las ciencias que trabajan con sistemas muy abiertos y complejos, como las sociales.
Un comentario que hace poco me hizo un amigo me llevó a redactar esta entrada en mi blog. El comentario se refería a que, con honrosas excepciones, muchos propietarios de blogs de ciencias que incluían el listado de sus películas, libros y músicas preferidas tenían unos gustos más propios de adolescentes que de personas adultas con una carrera terminada, lo que le sugería que probablemente estas personas no tuvieran la madurez precisa para entender obras de mayor enjundia, y se quedasen en la ciencia-ficción. ¿Es posible que alguien capaz de sacarle todo su jugo a
Philosophiae naturalis principia matemática de Newton se aburra con Dostoyevski, con Shakespeare, con Mahler o con Ingmar Bergman? La verdad es que no tengo la respuesta.
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DeLisi, R., & Staudt, J. (1980). Individual differences in college students' performance on formal operation tasks. Journal ofApplied Developmental Psychology, 1(3), 201- 208