El Enojo: sin dañarME y sin dañarTE
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El Enojo: sin dañarME y sin dañarTE


Psicologia, Gestalt, Aida Bello Canto, Emociones, Enojo, Vinculos
El enojo es una emoción inevitable en nuestra vida y cuàn poco preparados crecemos para expresarla de manera eficaz y que sea resolutiva. Por el contrario, la vivenciamos negativamente y tiende a ser causa de mayores conflictos, sobretodo cuando toma caminos extremos: explotar o el silencio. De esta manera se ven afectados nuestros vínculos y/o nuestra salud. 

Hace mucho que abordé este tema, mas es tan frecuente el padecimiento físico y emocional en uno mismo y en las relaciones, que decidí recordarles los pasos necesarios para aprender a enojarnos sin hacernos daño a nosotros mismos ni hacer daño a otro; nuestros vínculos ganan y nuestra salud mejora.

Cuánto más nos enojamos eficazmente, menos nos enojamos. ¡Qué paradoja! Lo que acontece es que reaccionamos más rápidamente ante la incomodidad y molestia, sin llegar en la curva ascendente del enojo, al enojo propiamente dicho ni a la ira.

A tener en cuenta:
1- Darnos cuenta que estamos enojados. Muchas personas tienen tan adormecida esta emoción, generalmente por cuestiones de creencias, que les resulta difícil detectarla. Sugiero que presten atención a molestias corporales, y cuando las detecten revisen si ha pasado "algo molesto" pero lo dejaron pasar ("¡Bah! ¿para qué voy a crear un problema de esto? mejor lo dejo pasar; total, no es tan importante").

2- ¿Qué me enoja? Pararnos a reflexionar qué es lo que me ha enojado, desde el punto de vista de la situación acontecida, no desde una posición de guerra contra el otro.

3- Descarga física. Cuando nos enojamos segregamos químicos en nuestro organismo, neurotransmisores, que han de ser descargados antes de pasar a la siguiente fase, comunicar que estamos enojados y qué nos ha enojado. Sino hacemos esta descarga, corremos riesgo de sacarlos a través del tono de voz, descalificación contra el otro, castigo o quedarnos con ellos adentro, siendo campo fértil para somatizaciones. Sobre este punto específico está el post "Descargando ... en un almohadón".
A veces este paso no la podemos hacer en el mismo momento y hemos de postergarlo; lo importante es saber que podemos señalar que estamos enojados mas no es el instante adecuado para conversar al respecto ... aún.

4- Comunicar mi enojo. Los tres pasos previos son un trabajo individual; recién ahora estamos en disposición de hablar con el otro sobre lo que siento y mi necesidad de que esta situación no se repita ya que me hace sentir: no tomado/a en cuenta, valorad@, querid@, etc. Damos la oportunidad al otro de que sepa qué me pasa en verdad y no que "imagine o suponga". Muchas veces ante la pregunta ¿qué te pasa? aparece la respuesta "nada", porque damos por hecho el otro "sabe perfectamente".

5- Instrumentar estrategia para que no se repita. Si tomamos la situación concreta que me ha enojado y no una guerra contra el otro, he de articular alguna estrategia y decírsela al otro para que no se produzca la misma situación. Por ejemplo, si me enoja que alguien llegue tarde a una cita sin aviso, instrumentaré no esperar más de quince minutos; se lo diré al otro para que sepa que tras ese tiempo acordado, yo me iré. A veces la estrategia va acompañada de un pedido hacia el otro; es llegar a un acuerdo conjunto.

6- Castigo. Éste es el ùnico paso que no ha de existir en un enojo eficaz, mas lo pongo porque es altamente frecuente que aparezca: es la necesidad de devolverle al otro el mismo malestar ocasionado. Puede ser en el mismo momento a través de la descalificación, por ejemplo, o dilatado en el tiempo en otra ocasión "que no tiene nada que ver". La venganza.

Como en todo vínculo, las dos partes han de sostener la calidad del mismo. Podemos encontrarnos que aún con nuestra mejor intención de presentar un enojo eficaz, el otro se instale en el conflicto, la negación, la no escucha; que desatienda nuestra propuesta para que no se repita esa situación ... y que vuelva a repetirse sin cambio alguno. Esto ya no está en nuestras manos, para así decirlo; somos responsables de nosotros mas no del accionar del otro. Si es reiterado, tendremos que plantearnos el tipo de vínculo y su profundidad y qué elijo hacer al respecto.

La emociòn del enojo no solamente es inevitable sino que es necesaria para poner lìmites. Sin ellos, nuestros problemas se multiplican. ¡Podemos aprender!

Dra. Aìda Bello Canto
Psicología y Gestalt





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